Este año la excursión de final de curso la hemos hecho a Navalázaro, aprovechando el generoso ofrecimiento de nuestra compañera Ofelia, que desde aquí le agradecemos; hemos podido comprobar que nuestros peques aguantan muy bien la marcha a pie, y ya en nuestro lugar de destino han disfrutado y aprendido mucho con todo lo que es propio y característico de una granja.
La merienda de media mañana en una lomita sombreada en la que corría una agradable brisa fue muy gratificante. Se hincharon de jugar y se lo pasaron bomba, a fin de cuentas de eso se trataba.
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